La integración europea sin ilusiones
No creo que estemos, ya sea por el destino, ya por la ubicación geográfica, predestinados a ser tan solo meras figuritas en el tablero europeo (en algún lugar entre Moscú y Bruselas). Al contrario, estoy convencido de que tenemos derecho y obligación de ocuparnos con nuestra propia e irrepetible experiencia de nuestros propios intereses. Los creadores del concepto de la integración europea consiguieron imponer en las mentes de las personas un cortocircuito entre el nacionalismo agresivo (un nacionalismo absolutamente negativo) y cualquier Estado nacional y la existencia de Estados nacionales en general. La crisis no empezó en el año 2010 en relación con los problemas de Grecia , ni siquiera unos años antes con la crisis financiera y económica euroamericana (o americano-europea). Era completamente evidente ya antes de ellas. La ideología europea basada en la teoría idealista del Estado que los eurócratas ya que no consiguieron ejecutarla a nivel de los Estados nacionales intentan aplicar esta vez a todo el continente, está fundamentada en la idea de que los Estados, más concretamente los Estados nacionales, son el mal entre otras cosas porque llevan a la guerra , y las entidades supranacionales, continentales y globales son el bien porque en su caso, según la opinión de los eurócratas, cualquier riña nacionalista está eliminada de una vez por todas. Esta opinión es evidentemente infantil, sin embargo, a pesar de ello es generalmente aceptada en Europa.