Unidos contra Drácula
La palabra como un juguete, físico y tangible, no sólo como aire en nuestra boca, sino en nuestro pensamiento. Como todo niño con un juguete en las manos: desarmarlo, mezclar partes, volver a armarlo y que no quede igual. Con su pasión por los almacenes de campo, abarrotados, diversos, al igual que en “Nadie te creería”, Luis Pescetti, revive su infancia de zona rural, mezclada con su vida posterior en grandes zonas urbanas, Buenos Aires, Ciudad de México y un público rural, pero de ex campesinos, migrados a la ciudad. Ayer con los pies en la tierra, hoy tomados del pasamanos de un autobús. Añorando la tierra y eligiendo el horizonte urbano, sus hijos rompen las palabras en terrones. Conjugando verbos inventados con marcas, cartas de amor, supuestas soluciones para el aprendizaje, tíos que hacen un regalo y reclaman al mismo tiempo, un currículum hecho por colores, el amor y el odio al propio cuerpo, perro peligroso porque se hace querer, Dios y la escaleras mecánicas, la impaciencia y el atardecer, leer las líneas de la mano de la propia madre, sentirse invisible, superar el miedo a Drácula, instrucciones para hacer un cohete que llegue a la Luna, entre muchos otros textos y poemas.