Zalacain El Aventurero
La obra habla sobre varias de las aventuras y desventuras de un muchacho vasco, Martín Zalacaín, nacido en la villa imaginaria de Urbía o Urbide y criado por un viejo pariente, Tellagorri, un cínico de la taberna de Arcale. Su hermana, Ignacia o «la Iñasi», es pretendida de amores por el señorito Carlos de Ohando, su enemigo y hermano de Catalina de Ohando, a la que Zalacaín ama. Para evitar que Carlos engañe a su hermana Ignacia, Martín la casa con un amigo suyo, Bautista Urbide, ayudante del panadero del pueblo. El matrimonio se irá a vivir a Zaro, un pueblecito vascofrancés, pero luego Bautista acompañará a Martín Zalacaín en muchas de sus correrías.Sobre Zalacaín el Aventurero, publicada en 1909, dijo el propio Pío Baroja que fue escrita a modo de entretenimiento, sin ningún tipo de ambición estética. Con esta obra, el autor vasco solo pretendía hacer una incursión en el género de la novela de aventuras. Sin duda lo logró, aunque Zalacaín el Aventurero no es en absoluto una novela de aventuras al uso, aunque tampoco una novela netamente barojiana.El autor sigue a Martín Zalacaín desde su más tierna infancia, cuando su tío Miguel de Tellagorri se hace cargo de su educación. Una educación que alejará al niño de los bancos de la escuela para adiestrarlo en otras habilidades de carácter más práctico: caza, pesca, contrabandismo. Gracias al modo de vida de Tellagorri, cuyo lema vital es «Firmes», Martín se convierte en un joven fuerte y valiente y rápidamente emprende una vida aventurera.Zalacaín el aventurero es la última novela de la trilogía Tierras vascas, junto con La casa de Aitzgorri (1900) y El mayorazgo de Labraz (1903), del escritor español Pío Baroja. La primera edición fue impresa en 1908, y hoy ocupa un lugar de honor en la biblioteca de los clásicos españoles. Esta novela fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo. La novela fue adaptada al cine, ya en vida de Baroja, en 1928.Las peripecias de Martín tienen como telón de fondo la última guerra carlista. La guerra es siempre un escenario ideal para las aventuras, una conmoción de la que nacen mil avatares. Baroja supo aprovechar para documentarse las crónicas que su padre, Serafín Baroja, escribió como corresponsal para un diario durante la última guerra carlista. Pespuntean, pues, la novela datos, fechas y personajes reales que descubren al lector contemporáneo las vicisitudes de una guerra civil infame.