Contacto de emergencia
P E N N Y terminó la preparatoria y encuentra que su paso por ella fue irrelevante. Tenía amigos, sus calificaciones eran buenas y tuvo un novio, pero esa relación no significó gran cosa. Ahora se va a la universidad para estudiar literatura y convertirse en escritora. Está a ciento once kilómetros y millones de años luz de todo lo que le urge dejar atrás. S A M está atrapado: literalmente, figurativamente, emocionalmente. Trabaja en un café y duerme ahí, en un colchón en el piso de arriba. Él sabe que solo está atravesando por un mal momento y que en unos años esto le servirá como inspiración cuando sea un famoso director de cine, pero justo ahora, su inexistente cuenta de banco y su moribunda laptop lo están poniendo a prueba. S A M Y P E N N Y un día se encontraron. Y el encuentro fue todo, excepto romántico, fue más bien un momento de insoportable incomodidad. Aun así, intercambiaron números de teléfono y empezaron a enviarse mensajes de texto. Muy pronto se volvieron digitalmente inseparables, compartiendo sus miedos más profundos y sus sueños secretos, sin tener que pasar por la vergüenza, ya sabes, de mirarse a la cara.