Reviews

Me gustaría decir que no hay manera incorrecta de narrar la Historia, así, en general —y en mayúscula, como lo habría puesto Dickinson—, pero podría estarme equivocando. La vida de Emily representa una pequeña fracción de ella, pero al fin y al cabo, una importante. Conocer su vida por medio de sus propios escritos es impresionante. En sus cartas nos pasea por sus sentires con amistades, familia y conocidos. Nos cuenta su perspectiva del amor, la amistad y la muerte. A veces no de manera explícita, pero se le perdona. Finalmente, es Emily Dickinson. Aunque fue una buena lectura, no me resultó impresionante. No por la narrativa de Emily, sino por la poca contextualización a lo largo del libro. Aunque sí contaba con ello en su prólogo y posteriormente al finalizar cada carta, siento que se queda corto. Hay algunas que ni siquiera cuentan con esas aclaraciones. Desconozco si esto fue por falta de información o de dedicación, aunque prefiero pensar que fue lo primero. Creo que hay maneras más creativas de llevar al lector a conocer el entorno de la autora: por ejemplo, poner cierta información de contexto antes de comenzar las cartas y así generar expectativa o, mediante una narrativa, generar un hilo conductor —no tiene por qué ser nada extravagante— que conecte con cada carta y le dé al libro ese sentir único al no solo conformarse con mostrar el estilo narrativo de Emily, sino también de la traductora. Esto le daría algo de personalidad y haría que no fuese tan fácil de olvidar, ya que le permite al lector empatizar un poco más con lo que está leyendo. No lo sé, resulta subjetivo quizás, pero el no tener esa información sino hasta el final —más en formato digital—, interfería en el ritmo de lectura y hacía que se sintiera algo incómoda y monótona en ciertos momentos. Esto no significa que vaya a dejar de leer a Emily, por supuesto, ni mucho menos que evite anhelar el conocer más de su historia. Ella siempre logra sorprenderme con sus escritos y dudo que en el futuro cese de hacerlo.