The Festival of Insignificance

The Festival of Insignificance A Novel

Milan Kundera2015
From the internationally acclaimed, bestselling author of The Unbearable Lightness of Being, an unexpected and enchanting novel—the culmination of his life's work. Casting light on the most serious of problems and at the same time saying not one serious sentence; being fascinated by the reality of the contemporary world and at the same time completely avoiding realism—that’s The Festival of Insignificance. Readers who know Milan Kundera’s earlier books know that the wish to incorporate an element of the “unserious” in a novel is not at all unexpected of him. In Immortality, Goethe and Hemingway stroll through several chapters together talking and laughing. And in Slowness, Vera, the author’s wife, says to her husband: “you’ve often told me you meant to write a book one day that would have not a single serious word in it…I warn you: watch out. Your enemies are lying in wait.” Now, far from watching out, Kundera is finally and fully realizing his old aesthetic dream in this novel that we could easily view as a summation of his whole work. A strange sort of summation. Strange sort of epilogue. Strange sort of laughter, inspired by our time, which is comical because it has lost all sense of humor. What more can we say? Nothing. Just read.
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Reviews

Photo of Sonia Flores
Sonia Flores@soniareads
3 stars
Aug 29, 2021

Una significativa novela sobre la insignificancia. Reflexiones sobre la existencia dispuestas de una manera muy sencilla pero no basta, y creo que con ciertos niveles de humor que nos abren la puerta a una perspectiva que por lo general no poseemos. «—Sentirse o no sentirse culpable. Creo que todo radica en eso. La vida es una lucha de todos contra todos. Es sabido. Pero ¿cómo puede darse esa lucha en una sociedad más o menos civilizada? No deberíamos tirarnos unos contra otros a primera vista. En cambio, intentamos proyectar en los demás el oprobio de la culpabilidad. Vencerá el que consiga hacer que el otro se sienta culpable. Perderá el que confiese su culpa. Vas por la calle inmerso en tus pensamientos. Caminando hacia ti, viene una chica que, como si estuviera sola en el mundo, sin mirar a los lados, camina recto hacia delante. Chocáis. Éste es el momento de la verdad. ¿Quién insultará al otro, y quién pedirá perdón? Esa situación me sirve de ejemplo: en realidad, los dos son a la vez el embestido y el que embiste. No obstante, los hay que, inmediata y espontáneamente, se consideran los causantes del choque y, por tanto, culpables. Y los hay también que siempre se consideran, inmediata y espontáneamente, las víctimas del choque y, por tanto, en su derecho de acusar en el acto al otro y de hacer que lo castiguen. Tú, en esa situación, ¿pedirías perdón o acusarías? —Sin duda alguna yo pediría perdón. —¡Ay, pobre, de modo que tú también perteneces a la legión de los perdonazos! Crees que podrás ablandar al otro con tus disculpas. —Claro que sí. —Pues te equivocas. El que pide perdón se declara culpable. Y si te declaras culpable, animas al otro a seguir insultándote y a denunciarte públicamente hasta la muerte. Éstas son las consecuencias fatales del que pide perdón el primero. —Es cierto. No hay que pedir perdón. Sin embargo, yo preferiría un mundo en el que todos, sin excepción, pidiéramos perdón y, por las buenas, inútil y exageradamente, todos cargáramos con las disculpas...» No sucede nada dramático, porque los personajes son ordinarios, pero lo más valioso de este libro está en los detalles, y en cómo se puede hacer de un tema con tanto peso, algo ligero de llevar. Merece la pena leerlo. La insignificancia, amigo mío, es la esencia de la existencia. Está con nosotros en todas partes y en todo momento. Está presente incluso donde no se la quiere ver: en el horror, en las luchas sangrientas, en las peores desgracias. Se necesita con frecuencia mucho valor para reconocerla en condiciones tan dramáticas y para llamarla por su nombre. Pero no se trata tan sólo de reconocerla, hay que amar la insignificancia, hay que aprender a amarla. Aquí, en este parque, ante nosotros, mira, amigo mío, está presente con toda su evidencia, toda su inocencia, toda su belleza. Sí, su belleza. Como has dicho tú mismo: la animación es perfecta, y totalmente inútil, los niños que ríen, sin saber por qué, ¿acaso no es hermoso? Respira, D’Ardelo, amigo mío, respira esta insignificancia que nos rodea, es la clave de la sabiduría, es la clave del buen humor.

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Isabel @booklover89
3 stars
Dec 14, 2024
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Mahtab Sabet@mahtab
4 stars
Feb 11, 2023
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Varun Jayaraman@sobafuchs
2 stars
Dec 30, 2021
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Kathy Luo@katfluo
3 stars
May 16, 2023
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5 stars
Feb 11, 2023
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Celestine Taevs-Nakaya@celestine
4 stars
Oct 8, 2022
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Katherine Leibel@katherinel
3 stars
Aug 11, 2022
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3 stars
Apr 22, 2022
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2 stars
Apr 3, 2022
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4 stars
Mar 26, 2022
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3 stars
Mar 26, 2022
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5 stars
Feb 28, 2022
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5 stars
Sep 20, 2021
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Shreerag Plakazhi@shreerag
3 stars
Sep 8, 2021